SE PUEDE PERDER GRASA EN 1 ZONA ESPECIFICA?

SE PUEDE PERDER GRASA EN 1 ZONA ESPECIFICA?

Se puede perder grasa en una zona especifica del cuerpo?

Uno de los aspectos más intrigantes de la actividad física es cómo afecta a nuestra grasa corporal. Varios estudios han demostrado que la pérdida relativa de grasa inducida por el ejercicio parece ser mayor en la región abdominal (16) o en los brazos (17) que en la región femoral. Los cambios en los depósitos de tejido adiposo difieren entre las regiones del cuerpo. Tras la intervención del ejercicio, es posible observar la movilización localizada de la grasa subcutánea (15,18,19,21), aunque otros estudios no han encontrado estos cambios (6,9,10,12,17,23). Estos hallazgos sugieren que la respuesta del cuerpo a la pérdida de grasa inducida por el ejercicio puede variar en diferentes áreas del cuerpo y puede depender de múltiples factores.En este artículo, exploraremos un estudio que arroja luz sobre los efectos de un programa de entrenamiento de resistencia en la perdida de grasa corporal localizada.

El Estudio

El propósito de este estudio era claro: examinar los efectos de un programa de entrenamiento de resistencia localizada en la composición corporal total y regional. Doce semanas de arduo trabajo, tres sesiones por semana, siete hombres y cuatro mujeres con una edad promedio de 23 años, todos utilizando su pierna no dominante como su zona de enfoque. El ejercicio central de este programa consistió en una serie impresionante de 960 a 1,200 repeticiones del ejercicio de prensa de piernas, con una carga de 10-30% de su repetición máxima.

Los Resultados

 Composición Corporal Total

Se observaron disminuciones significativas (p < 0.05) en la grasa corporal total, mientras que no se detectaron cambios significativos en la masa corporal total, la densidad mineral ósea (BMD), la masa ósea o el porcentaje de grasa (Tabla 1). Un equilibrio de nitrógeno neutro/positivo se evidenció mediante el mantenimiento de la masa magra corporal total (Tabla 1).

 

Región del Tronco y Brazos

Después de la intervención localizada de entrenamiento, se observó una reducción significativa (p < 0.05) en la masa grasa de la región del tronco y los brazos (Tabla 1). En contraste, no se observaron cambios significativos en la masa ósea, la masa magra o el porcentaje de grasa de la región del tronco y los brazos (Tabla 1).

 

Pierna Entrenada y Control

Después de la intervención, ni las piernas entrenadas ni las de control mostraron cambios significativos en la masa ósea, la masa magra, la masa grasa o el porcentaje de grasa (Tabla 1). La reducción de la masa grasa en los brazos y la región del tronco fue significativamente mayor que la observada en la pierna entrenada pero no en la de control (Tabla 1).

Consumo de Energía y Macronutrientes

No se observaron cambios significativos en el consumo de energía (pre-ejercicio: 2,782 ± 306 kcal/día; post-ejercicio: 2,677 ± 617 kcal/día) ni en la distribución de macronutrientes (carbohidratos, pre-ejercicio: 393 ± 93 g/día; post-ejercicio: 378 ± 104 g/día; proteínas, pre-ejercicio: 93 ± 23 g/día; post-ejercicio: 83 ± 30 g/día; grasas, pre-ejercicio: 94 ± 23 g/día; post-ejercicio: 92 ± 29 g/día) durante el período de intervención de 12 semanas.### Los Misterios de la Grasa Corporal

 

Este estudio abre una puerta a la compleja relación entre el ejercicio localizado y la grasa corporal. Los investigadores observaron que, a pesar de que el enfoque estaba en una sola pierna, los efectos se extendieron a otras partes del cuerpo. Esto plantea la pregunta: ¿puede el ejercicio localizado influir en regiones corporales distantes? Parece que la respuesta es sí.

Hallazgos clave y puntos destacados:

  1. Enfoque único: El estudio se destacó por su enfoque inusual al examinar los cambios en la masa magra, masa grasa y masa ósea en diferentes regiones del cuerpo después de un programa de entrenamiento de resistencia localizada.

 

  1. Resultados de grasa: El entrenamiento de resistencia localizada en las piernas condujo a una disminución significativa de la grasa en el tronco y los brazos, más pronunciada que en las piernas entrenadas.

 

  1. Balance de energía: A pesar de la pérdida de grasa, los sujetos no modificaron su ingesta de energía, lo que sugiere que se logró un balance de energía negativo debido al alto volumen de entrenamiento.

 

  1. Localización del cambio de grasa: Los resultados sugieren que la movilización de ácidos grasos debido al ejercicio puede no limitarse al área específica ejercitada, sino que puede afectar todo el cuerpo.

 

  1. Diferencia en regiones del cuerpo: La reducción de grasa fue más pronunciada en la parte superior del cuerpo en comparación con la parte inferior, lo que puede deberse a las diferencias en la distribución inicial de grasa en estas áreas.

 

  1. Efecto no localizado: A pesar de los hallazgos en la reducción de grasa, el estudio no respalda el concepto de reducción localizada de grasa en un área específica del cuerpo (spot reduction).

 

  1. Hipertrofia muscular: Aunque se observó una pérdida de grasa, no se observó un aumento significativo en la masa muscular magra en la región entrenada.

 

  1. Importancia de evaluar el cuerpo entero: Los resultados resaltan la importancia de evaluar los cambios en la composición del tejido de todo el cuerpo, no solo en áreas localizadas, al aplicar programas de entrenamiento de resistencia localizada.

 

  1. Consideraciones de género: La respuesta al entrenamiento puede variar entre hombres y mujeres, y este estudio incluyó un número significativo de participantes femeninas.

     

En resumen, el estudio sugiere que el entrenamiento de resistencia localizada puede reducir la grasa en áreas no específicas del cuerpo y resalta la importancia de evaluar la composición corporal en todo el cuerpo al aplicar este tipo de entrenamiento.

 

Regresar al blog

Collapsible content

Referencias del Estudio

1. Bjorntrop, P. Abdominal obesity and the metabolic syndrome. Ann
Med 24: 465–468, 1992.
2. Crawford, PB, Obarzanek, E, Morrison, J, and Sabry, ZI.
Comparative advantage of 3-day food records over 24-hour recall
and 5-day food frequency validated by observation of 9- and 10- year
old girls. J Am Diet Assoc 94: 626–630, 1994.
3. Donnelly, JE, Blair, SN, Jakicic, JM, Manore, MM, Rankin, JW, and
Smith, BK. American College of Sports Medicine Position Stand.
Appropriate physical activity intervention strategies for weight loss
and prevention of weight regain for adults. Med Sci Sports Exerc
41: 459–471, 2009.
4. Donnelly, JE, Hill, JO, Jacobsen, DJ, Potteiger, J, Sullivan, DK,
Johnson, SL, Heelan, K, Hise, M, Fennessey, PV, Sonko, B, Sharp, T,
Jakicic, JM, Blair, SN, Tran, ZV, Mayo, M, Gibson, C, and
Washburn, RA. Effects of a 16-month randomized controlled
exercise trial on body weight and composition in young, overweight
men and women: The Midwest Exercise Trial. Arch Int Med 163:
1343–1350, 2003.
5. Eliakim, A, Makowski, GS, Brasel, JA, and Cooper, DM. Adiposity,
lipid levels, and brief endurance training in nonobese adolescent
males. Int J Sports Med 21: 327–327, 2000.
6. Haskell, WL. Exercise induced changes in plasma lipids and
lipoproteins. Prev Med 13: 23–36, 1984.
7. Ibanez, J, Izquierdo, M, Arguelles, I, Forga, L, Larrion, J,
Garcia-Unciti, M, Idoate, F, and Gorostiaga, E. Twice-weekly
progressive resistance training decreases abdominal fat and
improve insulin sensitivity in older men with type 2 diabetes.
Diabetes Care 28: 662–667, 2005.
8. Jackson, A and Pollock, M. Practical assessments of body
composition. Phys Sport Med 13: 76–90, 1985.
9. Jakicic, JM, Marcus, BH, Gallgher, KI, Napolitano, M, and Lang, W.
Effect of exercise duration and intensity on weight loss in overweight,
sedentary women. J Am Med Assoc 290: 1323–1330, 2003.
10. Katch, FI, Clarkson, PM, Kroll, W, and McBride, T. Effects of sit
up exercise training on adipose cell size and adiposity. Res Q 55:
242–247, 1984.
11. Koezuka, N, Koo, M, Alison, KR, Adalf, E, Dwyer, J, Faulkner, G,
and Goodman, J. The relationship between sedentary activities
and physical inactivity among adolescents: Results from the
Canadian community health survey. J Adoles Health 39: 515–522,
2006.
12. Kostek, MA, Pescatello, LS, Seip, RL, Angelopoulos, TJ,
Clarkson, PM, Gordan, PM, Moyna, NM, Visch, PS, Zoeller, RF,
Thompson, PD, Hoffman, EP, and Price, TB. Subcutaneous fat
alterations resulting from an upper body resistance training program.
Med Sci Sports Exerc 39: 1177–1185, 2007.
13. Lohman, TG. Skinfolds and body density and their relation to body
fatness: A review. Hum Biol 53: 181–225, 1981.
14. Mohr, D. Changes in waistline and abdominal girth and subcutaneous
fat following isometric exercise. Res Q 36: 168–173, 1965.
15. Noland, M and Kearney, J. Anthropometric and densitometric
responses of women to specific and general exercise. Res Q 49: 322–
328, 1978.
16. Pescatello, LS, Kelsey BK, Price, TB, Seip, RL, Angelopoulos, TJ,
Clarkson, PM, Gordon, PM, Moyna, NM, Visich, PS, Zoeller, RF,
Gordish-Dressman, HA, Bilbie, SM, Thompson, PD, and Hoffman,
EP. The muscle strength and size response to upper arm, unilateral
resistance training among adults who are overweight and obese.
J Strength Cond Res 21: 307–313, 2007.
17. Petrofsky, J, Batt, J, Jones, R, Kambe, V, Ushak, N, Tucker, JP,
Gentry, L, Billings, T, and Gunda, S. Muscle strength training and
weight loss from a combined isometric exercise and dietary program.
J Appl Res 7: 77–84, 2007.
18. Pouliot, C, Tremblay, JP, Lemieux, S, Moorjani, S, Bouchard, C,
Tremblay, A, Nadeau, A, and Lupien, PJ. Waist circumference and
abdominal sagittal diameter; best simple anthropometric indexes of
abdominal visceral adipose tissue accumulation and related
cardiovascular risk in men and women. Am J Cardiol 73: 460–468,
1994.
19. Schade, M, Helledrandt, FA, Waterland, JC, and Carns, M. Spot
reducing in overweight college women: Its influence on fat
distribution as determined by photography. Res Q 33: 461–471, 1962.
20. Siedell, JC, Oosterlee, A, Thijssen, MAO, Burema, J, Deurenberg, P,
Hautrast, JGAJ, and Ruijs, JHJ. Assessment of intraabdominal and
subcutaneous abdominal fat: Relation between anthropometric and
computed tomography. Am J Clin Nutr 45: 7–13, 1987.
21. Thomas, JR, Nelson, JK, and Silvermann, SJ. Research Methods in
Physical Activity (5th ed.). Champaign, IL: Human Kinetics, 2005. pp.
321–328.
22. Yang, YJ, Kim, MK, Hwang, SH, Ahn, Y, Shim, JE, and Kim, DH.
Relative validities of 3-day food records and food frequency
questionnaire. Nutr Res Prac 4: 142–148, 2010.
23. Yassien,HN, Marchetti, CM, Krishnan, RK, Vrobel, TR, Gonzales, F,
and Kirwan, JP. Effects of exercise and caloric restriction on insulin
resistance and cardiometabolic risk factors in older obese adults–
a randomized clinical trial. J Gerontol A BioSci Med Sci 64A: 90–95,
2009.